Repartir para no cambiar la distribución y aumentar la explotación laboral

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a promulgación del DS 1802 que es
tablece el pago del segundo aguinaldo
Esfuerzo por Bolivia, beneficio presentado
por el gobierno como un reconocimiento al
esfuerzo productivo y una forma de redis-
tribución de la riqueza, ha generado una gran
expectativa entre los trabajadores del país y
numerosas observaciones y dudas en toda la
población. Por este motivo, es necesario analizar
las condiciones bajo las cuales se desarrolla la
producción y la distribución de riqueza en el
país en la actualidad.
La política salarial del actual g obierno se
ha caracterizado por su similitud con la de sus
antecesores; es decir, por el objetivo común
de contención de los salarios mediante el
mecanismo de actualización nominal del salario
en proporción a la inflación de la g estión
pasada. De ese modo, obviando la presumible
manipulación estadística del índice de precios
oficial, los salarios reales durante los últimos
siete años se habrían mantenido casi inalterables
el incremento real habría sido de aproxima
damente 1.5% anual a pesar de los incre
mentos nominales determinados por el gobier-
no cada año. Sin embargo, esta política excluyó
toda referencia al incremento de la producción
real medido a través de la tasa de crecimiento
del PIB, por lo que, mientras el producto
aumentó en términos reales un 33,35% entre
2006 y 2012, el salario real sólo creció en
10,21% en el mismo período, lo que denota
un incremento de la explotación del trabajador
que, con un salario prácticamente congelado,
produjo una cantidad mayor de mercancías
durante los últimos siete años (Cuadro 1).
Así, como la producción de cada gestión
se distribuye bajo la forma de ingreso monetario
entre trabajador y capitalista, la desproporción
entre el incremento del producto y del salario
ocasionó la disminución del salario relativo, es
decir, la participación de las remuneraciones
en el ingreso total de la economía, que resulta
otra forma de ver el aumento de la explotación
de la fuerza de trabajo. En otras palabras, los
trabajadores aportaron al crecimiento
económico redoblando su trabajo no recono
cido, permitiendo un aumento significativo de
las ganancias de los empleadores y, por la vía
de los impuestos, de los ingresos del Estado.
Como muestra la información de las Cuentas
Nacionales, ese fenómeno se produjo durante
toda la última década (Cuadro 2).
Por todo lo anterior, se puede afir mar,
primero, que el régimen de mayor explotación
de la fuerza de trabajo adoptada por los
regímenes neoliberales continuó invariable
durante los años del régimen de Evo Morales
y, en segundo lugar, que esa mayor explotación
se tradujo en un creciente deterioro de la
remuneración de los trabajadores y un incre
mento de la ganancia capitalista y de los ingresos
fiscales. Bajo esas consideraciones, resulta obvio
que la creación de un segundo aguinaldo aparez
ca como una acción de justicia realizada por el
gobierno, pues significaría una retribución a
ese esfuerzo traducido en incremento del pro
ducto nacional.
Empero, aunque la explicación anterior es
apropiada en general para en
tender la magnitud de la
distribución de la riqueza, para
comprender el origen de ella es
necesario discriminar a la
población trabajadora de acuerdo
a su rol en la generación de valor.
En el capi-talismo la producción
de mercancías procede sólo si
reporta ganancias para el dueño
de los medios de producción, el
capitalista. Por tanto, el tipo de
trabajo y el trabajador que lo ejecuta son con
siderados productivos sólo si producen plusvalía
y, de ese modo, generan ganancia para el em
pleador; ganancia que se puede acumular in
crementando el propio capital. El trabajador
productivo, entonces, tiene ciertas características
que lo diferencian del resto: su fuerza de trabajo
es comprada por el capital en su forma pro
ductiva y generan plusvalía que al acumularse,
valoriza el capital. Desde esa perspectiva, aque
llos trabajadores que son contratados por capi-
tales comerciales que son también asalaria
dos, no generan plusvalía sino únicamente
permiten que parte de la plusvalía producida
por los trabajadores productivos sea apropiada
por sus empleadores, como ocurre en las esferas
comerciales y financieras y deben ser conside-
rados trabajadores no productivos. Asimismo, los
trabajadores que venden su fuerza de trabajo
bajo la forma de servicios o productos a
otras personas que no la usan para producir
plusvalía sino sólo para su consumo personal,
son trabajadores no productivos (esto quiere decir
que todo trabajo que aunque tenga como re
sultado un producto es decir que satisfaga
una necesidad, pero que sólo tenga valor de
uso y no valor de cambio, no cuenta para la
acumulación del capital). Finalmente, los tra
bajadores que producen de manera indepen-
diente, es decir que no producen un valor
excedente para su apropiación por el capital
como en el caso de los trabajadores por
cuenta propia del campo y de las ciudades,
no entran en esta diferenciación y no afectan
a la generación y distribución del excedente en
la economía capitalista.
Debido a la estructura atrasada de la
economía boliviana, los trabajadores productivos
son relativamente pocos y se concentran en
algunas ramas de actividad. Considerando las
estadísticas oficiales disponibles, tenemos que
a fines de la década pasada, sólo un 16,8% de
los ocupados podían ser considerados trabaja
dores productivos. Este contingente reducido
de trabajadores, sin embargo, generó un exce
dente creciente: entre 1998 y 2008, el excedente
creció de 67% al 80% del total del producto
social. El incremento de la productividad de
la fuerza de trabajo productiva a través de la
precarización del trabajo propició el aumento
inusitado de la plusvalía en los distintos sectores
productivos, principalmente en aquellos que
cuentan con una composición de su capital
concentrada en bienes de capital y que, por lo
mismo, dan cuenta de la mayor parte de la
plusvalía generada, como son los hidrocarburos,
la minería, la agroindustria y algunos rubros
de la industria manufacturera. Paralelamente,
la ampliación de los negocios y de la circulación
monetaria, y las facilidades otorgadas por las
políticas gubernamentales en el ámbito cambia-
rio, permitieron a las empresas financieras
apropiarse de una parte importante de la plus
valía generada en los sectores productivos.
Esos sectores concentraban a fines de la década
pasada alrededor del 83% del excedente pro
ducido en el país.
Lamentablemente, aún durante la gestión
del MAS (segunda mitad de la década para la
que se cuenta con información) la generación
de un excedente creciente no sirvió para im
pulsar un cambio en la matriz productiva, en
la medida en que fue destinado principalmente
al gasto improductivo: el consumo de la clase
capitalista recuperó su participación menguada
en los años de crisis del neoliberalismo (37%
en 2005), volviendo a representar un 40% del
excedente; el consumo de los trabajadores no-
productivos cayó del 30% al 25% y el consumo
gubernamental se mantuvo cercano al 15%.
En el caso de la inversión, al margen de que
una parte debió ser financiada con recursos
externos, su estructura mostró la progresiva
predominancia de la inversión improductiva
(sectores comerciales, finanzas y administración
pública, principalmente), pues si a mediados
de la década la relación era de 4,6 a 1 favorable
a la inversión productiva, a fines del mismo
período la inversión improductiva prácticamente
igualó a la productiva.
El crecimiento del excedente basado en el
esfuerzo productivo de un número reducido
de trabajadores, no sólo contribuyó a la
obtención de ingresos por el resto de los tra
bajadores a través de la compra de sus pro
ductos y servicios con sus salarios o financiada
con recursos públicos provenientes de impues
tos sino, principalmente, a la obtención y
acumulación de riqueza por parte de los em
presarios capitalistas.
La información contenida en el cuadro 3,
a la que habría que añadir la utilidad que según
la Autoridad de Supervisión del Sistema Finan-
ciero (ASFI)1 tuvieron los nueve bancos comer-
Diciembre de 2013
Repartir para no cambiar la distribución
y aumentar la explotación laboral
L
Los trabajadores aportaron al
crecimiento económico
redoblando su trabajo no
reconocido, permitiendo un
aumento significativo de las
ganancias de los empleadores y,
por la vía de los impuestos, de
los ingresos del Estado
10  ANÁLISIS ANÁLISIS  11
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 Var. acumul.
Inflación anual 4,91 4,95 11,73 11,85 0,26 7,18 6,90 4,54 -
Incremento salarial - 7,00 6,00 10,00 12.00 5.00 10.00 8.00 -
Var. salario real - 2,09 1,05 -1,73 0,15 4,74 2,80 1,10 10,21
Var. PIB real - 4,80 4,56 6,15 3,36 4,13 5,17 5,18 33,35
Cuadro 1
Evolución del salario real y el PIB real (en porcentaje)
Fuente: Elaboración propia con base en información del INE y Gaceta Oficial del Estado.
Descripción 2000 2005 2010(p)
PRODUCTO INTERNO BRUTO 100 100 100
Remuneración de los empleados 36 31 26
Excedente bruto de explotación 50 52 55
Impuestos a la producción/Importaciones menos subsidios 14 17 18
Cuadro 2
Evolución del salario relativo (en porcentaje)
Fuente: Elaboración propia con base en información del INE.
El verdadero propósito del DS 1802
...a fines de la década pasada, sólo
un 16,8% de los ocupados podían
ser considerados trabajadores
productivos. Este contingente
reducido de trabajadores generó un
excedente creciente
Trabajador
independiente cuya
labor debe ser el
doble para recibir
algún beneficio
extra.
Miles de trabajadores de la calle, como los
lustrabotas entre otros, están fuera de cualquier
beneficio.

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