Reactivación minera, creando empleos precarios

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18 ¿Y nuestros d erechos? Sit uación de los t rabajador es en Bolivi a
En los últimos años, ante la falta de oportunidades de empleo formal,
pobladores y extros se han insertado en la explotación minera a través de las
cooperativas mineras. Uno de esos casos es el de la minería aurífera en
el norte del departamento de La Paz que, en la mayoría de los casos,
se da en condiciones precarias, insalubres y sin derechos laborales. En
las 1.300 cooperativas mineras registradas en la Gobernación de
La Paz, en 2020, trabajarían más de 130 mil personas.
Reactivación minera,
creando empleos
precarios
MINERÍA
de organización y de control en la
cadena de valor.
Sin embargo, esta demanda de
minerales críticos no pudo desplazar
la importancia de minerales
tradicionales para nuestro país,
como el estaño, la plata, el zinc y el
oro, que acrecentaron su demanda
desde el mercado internacional,
impulsados por un sostenido
incremento en sus precios.
Esta reactivación minera en el
país se tradujo en un incremento
sustancial del 93% en el valor de
producción, que pasó de 3.253
millones de dólares logrados en
la gestión 2020, a 6.291 millones
de dólares en 2021. Empero, este
escenario de nueva bonanza no
se traduce en un fortalecimiento
de nuestra minería estatal, con
nuevos proyectos mineros meta-
lúrgicos que den paso a la indus-
trialización de nuestros recursos
mineros o el arribo de nuevas in-
versiones mineras privadas atraí-
das por una política minera co-
herente, y que, en ambos casos,
deriven en la creación de nuevas
fuentes de empleo en el sector mi-
nero (ver gráfico 1).
Por el contrario, la incapacidad
de la minería estatal, debido a su
constante improvisación en los
últimos tres lustros, no pudo derivar
en la concreción de nuevos proyectos
mineros. Ejemplo de ello son la
truncada industrialización estatal
de los recursos evaporíticos, que
actualmente espera los resultados
de su Convocatoria Internacional
para la “Extracción Directa de Litio”;
la conclusión de la planta siderúrgica
del Mutún, la puesta en marcha del
ingenio Lucianita en Huanuni, el
funcionamiento a capacidad plena
del Horno Ausmelt o la instalación de
las refinerías de zinc, que se vienen
prometiendo desde 2010.
Como efecto colateral de la
pandemia del COVID-19,
la minería recobró su rol
protagónico mundial, con
mayor énfasis en países
latinoamericanos de tradición mi-
nera. Paralelamente, esta actividad
se impulsó en países no tradicio-
nales, entendiendo que los ciclos
de la economía latinoamericana
continúan ligados al precio de los
minerales por su enorme peso en
las exportaciones, convirtiéndola
en una de las principales fuentes
de divisas.
Este nuevo contexto económico, o
superciclo de materias primas, es
impulsado por la demanda de las
grandes potencias de minerales
críticos, como el cadmio,
níquel, cobalto y otros, bajo la
consigna del cambio climático y
la transición energética; y por el
avance hacia la cuarta revolución
industrial, como nuevo modelo

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