El Plan Patujú beneficiará a los grandes ganaderos

Páginas15-16
NO HAY DERECHO - 15
Mayo de 2014
or la amplitud de la problemática
a tratar, conviene a nuestros fines
realizar dos paralelos entre las inunda-
ciones acaecidas en Bolivia en dos mo-
mentos diferentes: 2006 y 2014, para
destacar, por una parte, quiénes fueron
y son los principales beneficiarios de las
poticas agropecuarias implementadas
en ese contexto, y, por otra parte, poner
en cuestn si ésas poticas son la
concreción del llamado paradigma del
desarrollo integral rural en armonía
con la naturaleza, tal cual pregona el
discurso oficial.
Evo Morales, en un discurso en Trini-
dad, con motivo del anuncio de la ayuda
a ganaderos del Beni, recordaba que el
problema de las inundaciones ya estu-
vo al inicio de su primera gestión presi-
dencial y salaba que las inundaciones
—en su entender, producto exclusivo
del capitalismo— se habían extendido
desde el 2006 hasta incluso el 2008,
constituyéndose en su primer opositor”,
pues la escasez de alimentos que podría
acarrear fuertes presiones inflacionarias
descontento y movilizaciones sociales,
exigía mayores esfuerzos del gobierno.
Es en procura de atacar la escasez de
alimentos, que se instrumentó la primera
medida ajustada a los intereses del sector
agroindustrial: la aprobación de una
pausa en la verificación de la Función
Económica y Social, FES que ponía en
espera momentánea —por unos cuantos
años el saneamiento de tierras en los
predios afectados por las inundaciones.
Esta medida constituyó un incentivo
seguridad jurídica para que los
agroindustriales accediesen a mayores
créditos para sus inversiones. Contraria-
mente, los pueblos indígena originario
campesinos que fueron quienes sufrieron
los efectos de las crecientes importa-
ciones de alimentos básicos de la canasta
familiar, sea por vía legal o mediante el
contrabando estuvieron ausentes de la
atención de la potica de seguridad ali-
mentaria.
Según el presidente, durante los
últimos tres o cuatro años se vivió una
suerte de descanso de las inundaciones”
en el Beni, periodo que permitió instru-
mentar otras medidas de política agraria
autorización al uso de transgénicos,
ampliación del plazo en la verificación
de la FES, ley del perdonazo forestal,
etc. que en los hechos responden a
las demandas del sector de la agroindus-
tria capitalista asentada en el oriente del
país.
Las medidas de apoyo a los afectados
de las inundaciones, riadas y desbordes
de ríos acaecidos entre diciembre de
2013 y marzo de 2014 no hacen más
que ceñirse, en lo fundamental, a los
intereses de los agroindustriales.
En efecto, según el Programa Mun-
dial de Alimentos (PMA) la cantidad de
personas afectadas por las lluvias re-
cientes alcanzó la cifra de 325.000 com-
puesto mayoritariamente por personas
de origen indígena-campesino que tienen
su residencia y lugar de trabajo en las
peores tierras, de dicil acceso por su
ubicación en zonas riberas a los ríos.
La magnitud del daño fue tal que se
tradujo en pérdidas humanas, la
destrucción de viviendas, la pérdida de
cultivos y de toda la mísera infraestruc-
tura de produccn agropecuaria con
que contaban esos grupos sociales.
En este escenario, la falta de atención
oportuna a las más vitales necesidades
por disputas políticas en torno a la
declaración de desastre nacional, inac-
cesibilidad de caminos, etc. dio lugar
a hechos como el traslado de familias
de pobladores Yuquis que habitan en
las provincias de Carrasco e Ichilo fueron
trasladados a Santa Cruz para refugiarse
en ambientes de la Confederación de
Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB)
y ser atendidos en sus necesidades bási-
cas.A esto se agrega que debido a la
debilidad de su organización matriz, la
CIDOB, esta población se vio relegada
sólo a demandar la denominada ayuda
humanitaria consistente en la entrega
de alimentos, vituallas, asistencia médi-
ca pues los temas relativos a la
recuperación de la capacidad productiva
a partir de las políticas de poblamiento
y repoblamiento del hato ganadero, fue-
ron acordados entre representantes em-
presariales de la Federación de Ganade-
ros de Beni y Pando (Fegabeni) y los
ministros asignados por el gobierno. .
En efecto, pocos días después de
firmado el acuerdo donde el gobierno
se comprometió a rehabilitar el aparato
productivo del Beni, el presidente del
Fegabeni expresó la necesidad de apurar
la ejecución de las medidas que deberían
beneficiar a una cifra aproximada de
siete mil predios pertenecientes a
grandes, medianos y pequeños ganaderos
quienes habrían perdido cerca de 350
mil cabezas de ganado por las inunda-
ciones.
El cuadro que presentamos a
continuación muestra que todo este a-
cuerdo quedó plasmado en el denomi-
nado Plan Patujú con 11 acciones
concretas respaldadas institucionalmente
a través de nueve decretos supremos.
Es posible advertir que de los 1.345
millones de bolivianos a ser erogados
en beneficio de todos los afectados, cerca
del 50% de los mismos serán destinados
a la rehabilitación y recuperación de la
infraestructura de educacn, salud, agua,
saneamiento básico, deflectores y defen-
sivos en las ciudades intermedias. Es
decir, una inversión que a corto plazo
no coadyuvará a recuperar la capacidad
productiva perdida.
La otra mitad de los recursos, de
manera inmediata y directa, busca recu-
perar la capacidad de producción de los
sectores productivos. Del total de estos
recursos aproximadamente el 58% irá a
las manos del sector de los ganaderos,
el 31% al sector de los pequeños pro-
ductores indígena campesinos y el res-
tante 11% a los castañeros. Es decir, una
situación en la cual la fracción reducida
de los ganaderos y muy vinculada al agro
negocio y comercio de carne para abas-
tecer tanto el mercado interno como la
PEl Plan Patujú beneficia
a los grandes ganaderos
¿Cuándo llueve moja a todos?
Las soluciones al permanente problema de las inundaciones en el Beni
siempre han sido coyunturales y tratado como una simple emergencia del
momento. Las medidas de apoyo a los afectados de las inundaciones, riadas
y desbordes de ríos acaecidos entre diciembre de 2013 y marzo de 2014 no
hacen más que ceñirse, en lo fundamental, a los intereses de los agroindustriales.
Este es el espíritu del Plan Patu.

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